miércoles, 18 de marzo de 2009

Monólogo nada especial.

Después de las últimas reflexiones quiero dejar este monólogo hacia mí y hacia los demás.
¿Quienes sois? ¿En dónde estáis? ¿De qué me conocéis?
Puede alguien determinar quien es quien al otro lado del ordenador. ¿Cómo puede alguien determinar si unas disculpas son sinceras y recriminar al ofendido que no las acepte? ¿Sabría alguno de vosotros, o yo mismo, cuales son los actos cometidos por los demás a lo largo de las 24 horas del día?
¿Quién tiene el rango de distribuidor oficial de la simpatía? ¿Quién es digno de lástima, el agresor arrepentido o el agredido que no quiere saber nada de su agresor?
En una sociedad en donde se valoran más las formas que el fondo de las cuestiones, no es de extrañar que tengamos la mayor densidad de políticos corruptos por metro cuadrado de todo el planeta. Su habilidad principal ha sido la de aniquilar todo método de estudio que priorizase la capacidad del individuo para sacar sus propias conclusiones. Ahora recogen sus frutos. Basta con ensayar caras y poses de arrepentimiento, basta con buscar dar lástima en los demás y ya todos los pecados son perdonados por arte del birlibirloque.
Yo he crecido leyendo a personajes desagradables, a maestros de la literatura que hoy en día serían zarandeados por los mismos mediocres que pretenden dictar las pautas de la moralidad en nuestra sociedad. Para mí, estos moralistas no son más que rostros de cartón piedra, como los famosos ninots de las fallas Valencianas. Personas vacuas de contenidos que se agrupan como células cancerígenas para hacer el mayor daño posible. O se les adula o te aniquilan.
Escribo como vivo y vivo como soy. Así, tal cual. No me gustan ni las máscaras ni las florituras y poses en busca de reconocimiento.
Edgar Alam Poe fue una calamidad como hombre, un atormentado al que hoy día recluirían en una institución para enfermos mentales. René Descartes un filósofo pendenciero aficionado a todos los vicios de la época, pero cualquier persona con boca y voz se jacta de pronunciar su famosa frase desconociendo posiblemente nada más sobre él. ¿Qué decir de Chejov o nuestro inmortal Cervantes, acaso no fue este último un reo de la justicia?
Que no busque nadie en mí lo que no halle en sí mismo, no soy perfecto ni pretendo serlo. Me gustan mis defectos, gracias a ellos soy lo que soy, pero que tampoco pretendan que como Atlas cargue con el globo terráqueo indefinidamente. Prefiero recordar la leyenda griega del caballo en el pozo, dice más o menos así:
Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir.
Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo de esta historia. Sacude la tierra y sube sobre ella.
Así veo yo la vida. No pretendo enseñar lo que yo en mi ignorancia desconozco, pero en sacudir la tierra soy un verdadero experto.
Admiro a tantas personas y tanto de cada una de ellas que no he tenido tiempo en buscar en mí razones para ser admirado. No soy un espécimen sobrenatural ni que destaque sobremanera en nada, pero soy yo y en sí, este hecho hace que me valore por mí mismo.
Muchas personas creo que tendrían que aprender el valor de sí mismas antes de entrar a valorar a los demás.
La manada nos hace fuertes ante el peligro, pero solo como individuos alcanzamos nuestra plenitud. Si no sabemos ser uno, no pretendamos dirigir la manada.

Mareaxe.

7 comentarios:

  1. No me gustan nada de nada las manadas. Ni las muchedumbres brrrrrrrrr.

    Un beso.

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  2. Interesantes palabras para meditar. E interesante leyenda también. Lo de sacudirse la tierra... algo de eso me suena a mí también. Lo positivo es que, cuando uno sale adelante en lugar de hundirse, se va haciendo más fuerte. Aprendemos a conocernos de verdad, sabemos lo que queremos. Conste que yo estoy en proceso, no pretendo ser nadie fuera de lo normal.
    Y aunque no me gustan especialmente mis defectos si que he dicho más de una vez que cada persona es especial porque es única. Con sus defectos y sus cualidades. Así que he aprendido a aguantarme tal cual soy, que no es lo de menos.
    No me enrollo más. Un beso. Ana

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  3. Querida Ana:
    Puedes enrollarte lo que gustes, me encantan las reflexiones de los demás por lo que tienen de académicas.
    Siempre he vivido con la máxima de; ni filias ni fobias y sí, considero a la manada (humana) como un peligro para el individuo y considero al individuo como el ser generador de nuevas ideas y futuro.
    Han sido las personas de forma solitaria las que luchando precisamente en contra de la manada nos han regalado los avances de los que disfrutamos. Si fuera por la manada solo existirían rezos y miseria.
    En estos nuestros tiempos ocurre lo mismo, ante los avances tecnológicos de los que disfrutamos parece que en vez de utilizar todas estas herramientas en procurar ampliar nuestros conocimientos, diríase que solo nos interesa decirle al mundo cuan poca cosa somos.
    El individuo reflexiona, la manada solo embiste o se deja llevar.

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  4. Pero que muy interesantes reflexiones las que propones pero alejándome, a propósito, de los típicos tabues y estereotipos no debemos olvidar que la "manada" se compone de individuos.

    No son las personas, de forma solitaria, las que nos hacen avanzar. El avance se sustenta en la suma de aportaciones y contadiciones individuales; en las reflexiones de uno que puedan hacer reflexionar a otro.

    Creo que el individuo no se hace por sí mismo. Bebe de la sabiduría de otro individuo y así sucesivamente. De cualquier forma, el respeto de uno mismo empieza con el respeto hacia el otro. Porque aún siendo muchos todos somos diferentes.

    Salud, ciudadano.

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  5. Siento discrepar José Manuel Beltrán. Todos y cada uno de los avances de nuestra civilización son obra de individuos. La manada pone trabas a todo lo que sea avance hasta que un loco/a les demuestra que algo nuevo es posible. Todos los inventos son achacables a individuos, siempre solitarios en contra de la corriente imperante. Es mi opinión.

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  6. Es obvio que no he sabido explicarme adecuadamente. Coincido contigo en la manipulación que realiza la "masa o manada" de la idea original. Pero también es cierto que, por ejemplo entre otros muchos, los esposos Curie, avanzaron sobre una misma idea junto con sus ayudantes independientemente de la utilización de la manada. Uno y otro, ya formaban una pequeña manada. Por supuesto, puedo estar equivocado pero no creo alejarme mucho de lo esencial de tu reflexión.
    Un saludo, ciudadano y perdón por acaparar tantas líneas, pero es que me ha resultado muy interesante lo descrito.

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  7. José Manuel Beltrán:
    Puedes acaparar todo el espacio que necesites para opinar. Creo que nos entendemos y ambos sabemos lo que intenta decir el otro.
    Yo llamo manada a la totralidad e individuo a una o varias personas que se apoyan en pos de una idea común para intentar descubrir un algo que les fluye por las mentes. En el total estamos deacuerdo.
    Un saludo.

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