domingo, 8 de marzo de 2009

Una del Oeste

Me gustaría compartir con vosotros un secreto. Tengo por animal de compañía a un caracol al que todos llaman Trueno. A mí personalmente ese nombre no me gusta, prefiero llamarlo Derrapador, más que nada porque siempre va a toda prisa y un día de estos se va a dejar su concha en uno de los marcos de las puertas por no saber que las velocidades traen desgracias.
El bicho en cuestión es de lo más raro. Me lo regalaron tres años antes de nacer yo, lo que de por sí ya tiene mérito en una familia en donde las mascotas se adquieren con décadas de antelación al propio nacimiento de uno. Dicen mis parientes que para ir habituándolas a las circunstancias.
El caso es que el animal o bicho en cuestión últimamente me trae de cabeza y no solo a mí, sino a todos los habitantes de mi hogar, que tampoco es mío sino de mi mujer por herencia de un tío por parte de padre. El pobre se murió solo por idiota y mi mujer heredó por falta de luces, ya que el notario al escribir el testamento sufrió un apagón en su casa y en la oscuridad escribió el nombre de mi mujer; ¡MIERDA! Aunque yo cariñosamente la llamo caca.
Pero sin apartarme del asunto principal prosigo con este secreto que quiero sea compartido con todos vosotros. Mi caracol, Derrapador para mí, está últimamente un poco tocado de la sesera, no es que la cosa sea grave, pero el caso es que todas las mañanas desde hace un tiempo coincidente con su noviazgo con una gallina que tenemos en la era y que se llama ladradora, al muchacho se le ha dado por salir al balcón de la casa todas las madrugadas una hora antes de salir el sol, para emulando el sonido de un gallo despertar a todo bicho viviente y claro, eso al gallo oficial le repatea el alma, por no decir que le toca los cojones ya que carece de esos atributos.
La cosa no pasaría de anécdota si no fuera por mi parienta. Mi caca dice que ya está bien de tanto alboroto, vamos, que no puede ser. Yo no sé si lo dice por la hora de más que madruga o pos su manifiesta amistad con el gallo, que por cierto no sé por qué estaba tan contento cuando nació mi único hijo, Huevón, que así se llama. El caso es que como patriarca me veo en un compromiso. A mí me corresponde poner paz y la verdad es que ya estoy asqueado por esta circunstancia, ¡qué fácil sería tener un perro de mascota! Claro que entonces a mi Huevón lo mismo lo bautizarían como Toby. Si es que no me quiere ni mi Mierda.


Mareaxe.

2 comentarios:

  1. Todo un caso de ingenio. Qué pintoresco y grandilocuente.

    #47

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  2. Podríamoas presentarle "Morenita" a tu Derrapador. "Morenita" es una cucaracha a la que tengo un gran cariño. Es la única que ha estado a mi lado cuando las cosas me han ido realmente mal. Además cuando ella me acompaña siento que siempre soy centro de atención y respeto de la gente. En el supermercado las señoras me dejan pasar la primera en la fila, en el cine nadie alrededor me molesta, en el trabajo no me sopla ni el jefe.
    Pero como comprendo que tienes un serio problema familiar, podríamos emparentar a Derrapador con Morenita y así no tendrías problemas con el gallo ni con tu caca. Bueno... en todo caso con la gallina que se sentiría traicionada. En fin no se... piénsalo.

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