sábado, 28 de febrero de 2009

HISTORIAS DEL ANGEL CAIDO

Caminó solo un rato, necesitaba despejar su mente, desintoxicarse de toda influencia externa. Sabía que tenía que tomar una decisión ya, para lo bueno o para lo malo ahora su futuro solamente dependía de su respuesta, no había marcha atrás, ahora no. Quiso fumar un cigarro pero no llevaba ninguno, hacía tiempo que lo había dejado pero ahora realmente le apetecía, necesitaba calmar los nervios, silenciar la voz que atormentaba su mente. Pensó en su padre, en lo que le había intentado enseñar y él sistemáticamente se había negado, no estaría de más ahora uno de sus consejos pensó, no, no estaría de más, pero su padre ya no estaba, ya casi no quedaba nadie de su familia para verlo, para valorar su decisión, para criticarlo como tantas otras veces, ahora solo estaba él y tenía que decidir sobre su futuro, ¡OHH DIOS! Una angustia recorría su cuerpo doblando su voluntad, sabía que no estaba preparado, huiría, eso es, huiría de ese lugar ahora mismo, jamás lo encontrarían, si era listo se cambiaría de nombre e imagen, tenía unos conocidos que lo ayudarían, ellos falsificarían un nuevo documento de identidad, eso haría.
Una mano se apoyó en su hombro derecho, un escalofrío recorrió toda su espalda, se giró dando un salto por culpa del susto, su primera reacción fue querer golpear al culpable de semejante intromisión en su soledad pero al ver el rostro de la persona que se encontraba en frente a él se quedó bloqueado sin habla ni voluntad, aquellos ojos medio marrones medio verdes se clavaban en los suyos rebuscando en su interior, esa mirada no la olvidaría jamás, tiempo después sabría que aquella era la mirada de un ángel, su ángel.
No puedes huir, sería absurdo, ¿A dónde irías sin dinero ni nadie en quien confiar? Ellos te localizarían rápido y después… el hombre hizo el gesto típico de pasar la mano por el cuello en señal de que sería degollado sin piedad como a un puerco. Yo sé que tú no lo hiciste, no mataste a esas chicas, no me preguntes por qué lo sé, no te diré nada pero ahora debes aceptar la culpabilidad, lo demás déjamelo a mí, ven, acompáñame y no sufras pues no permitiré que te ocurra nada malo, tú eres mi instrumento, mi pieza clave para ajustar ciertas cuentas sin necesidad de mucho revuelo. Aquellas palabras, aquella voz lo abdujeron, ya no tenía voluntad pero tampoco miedo, aquel ser era ahora su protector y no había nada que temer.
Al otro día se presentó a primera hora en la cárcel en donde tenía que cumplir su condena, iba solo, sin miedo. Los funcionarios que lo atendieron lo miraron con cara de asco, en sus rostros dejaban ver todo el odio que sentían hacia él pero ninguno se atrevió a molestarlo ni de palabra ni de obra, era vox populi que su destino ya estaba dictado por alguien muy poderoso, alguien que ya había dado órdenes de degollarlo a la primera oportunidad. Le requisaron todos sus objetos personales que eran escasos pero curiosamente ningún funcionario se atrevió a quitarle el colgante que aquel extraño hombre le había regalado el día anterior, parecía como si temiesen tocarlo pues todos hicieron la vista gorda ante aquel amuleto, aquel Cristo crucificado con cara de demonio que sonreía a quienes lo miraban. No te lo quites nunca le dijo su benefactor, con este símbolo al cuello estaré en donde tú estés y quien quiera hacerte daño solo me verá a mí en tu rostro, con esas palabras retumbando en su cerebro entró con paso firme para cumplir su primer día en el infierno, extrañamente se sintió aliviado, como si en realidad estuviese entrando en su casa, era la primera vez que el silencio cortaba las paredes de aquel edificio y ninguno de sus moradores se atrevió a cruzar con él la mirada. El miedo había llegado a aquel lugar, el miedo o el mismísimo demonio….



MAREAXE.

8 comentarios:

  1. Hombre ya hechaba de menos tus relatos del Angel caido.BIenvenido.

    Jose Manuel

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  2. Dejas con la miel en los labios. Genial.

    #47

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  3. Vade retro satanás :S

    Que me dan mucho miedo tus cuentos, jo

    :D

    Un beso grande.

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  4. Porque no hay más soledad, que la de uno mismo.

    Salud, ciudadano.

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  5. que sigua venga estrujate el cococo

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  6. Ángel o demonio, en éste mundo en donde los opuestos se parecen y las líneas de división están difominadas, ya no es necesario saber cuál es el bando de la mano amiga... sólo que se va a estar a salvo...

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  7. Me alegro de volver a leer cosas tuyas. Escribes de una forma que encandila. Es un placer seguirte. Un beso

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