lunes, 16 de febrero de 2009

Mariposas.

Que las orcas cazan focas lo sabe todo el mundo, pero a Elisa lo que más le interesaba eran las mariposas, le fascinaba su vuelo tan grácil y hermoso, su belleza multicolor y su elegancia.

Se pasaba las horas enteras erguida en su atalaya oceánica observando al cielo, las cosas de la mar le importaban poco, su obsesión era contemplar como aquellos seres voladores describían mágicas piruetas en torno suyo, quería a toda costa metamorfearse en una gran mariposa, quería escapar de su propio cuerpo gigantón y volar grácilmente con unas alas llenas de colores. Su sueño era un imposible.
Al finalizar el verano, Elisa caía en una profunda depresión, las mariposas desaparecían de su vista hasta la primavera siguiente, en esos momentos no le quedaba consuelo, solo el imaginar que algún día volverían sus amadas voladoras le hacía mantener cierta esperanza, ciertas ilusiones, ni siquiera los paseantes que se detenían a ver su hermosura en la fuente le aliviaban el dolor de la espera.

Porque que las orcas cazan focas lo sabe todo el mundo, pero a Elisa, que vive como fuente de piedra en la plaza del pueblo solo le interesan las mariposas.

Mareaxe.

4 comentarios:

  1. ¡Precioso relato muy bien narrado! Me gustó mucho la idea de que empieces y termines prácticamente igual :-)

    Un abrazo.

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  2. Bonito relato, me encantan las mariposas, cuando paseo en primavera por cualquier parque, me llaman especialmente la atención, por sus colores, y porque justo van a posarse en las flores, que son también mi debilidad. Saludos

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  3. Solo leerte ya es un regalo,Cada relato esta tan lleno de vida....me gustan mucho.
    Un abrazo

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  4. No sé si será peor el remedio -querer ser un Kafka en pocas palabras, y todos sabemos cómo acabó la historia-, o la propia enfermedad -estar creado por el ser humano-.

    Me pasaré de vez en cuando por aquí. Nunca está de más.

    #47

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