lunes, 26 de enero de 2009

Cambio de sentido. Relato corto

El local era de lo más cutre que se podía encontrar en kilómetros a la redonda, eran las cuatro de la tarde y hacía un calor sofocante, en el garito no había ningún cliente, lo cual tampoco me sorprendió, lo anormal sería encontrarse a alguien en medio de ningún sitio, que era justamente en donde me encontraba en esos momentos. Observé detenidamente por si encontraba algo que me reconfortara en el mobiliario pero nada, aquello era un señor antro de mala muerte con las paredes desteñidas por el paso del tiempo y una falta escandalosa de higiene. Las mesas y sillas eran tan viejas y roñosas que por si en algún momento tuve la idea de sentarme se me pasó en el acto, la barra no le iba a la zaga pero como tenía que ubicarme en algún lugar de ese averno particular me decidí por hacerlo al lado de una vitrina de esas que se supone se utiliza para exponer y conservar los alimentos, y digo se supone porque viendo aquello le daban ganas a uno de morirse de hambre, os lo juro, en mi vida había estado en semejante lugar y eso que uno no es un sibarita pero hay límites en mis tragaderas que no estoy dispuesto a traspasar, o eso creía.
La impresión que me causó el local debió de ser la misma que le causé yo a la mujer que saliendo de una estancia que supuse sería la cocina, se dirigió a mí como quien ve a un marciano, por un momento aquella señora se quedó como anonadada mirando hacia mi persona y hacia el resto del bar por si la invasión extraterrestre era masiva o solo se limitaba a mi presencia, al cabo de unos segundos se atrevió a preguntarme si deseaba alguna habitación a lo que respondí que no, entonces, ¿está Ud. de paso? me preguntó, ¿y qué otra cosa se supone que tendría que estar haciendo me dije mentalmente? Pero de forma más o menos cortés le contesté que sí, que me quedaría unas horas, no sabía cuántas porque no dependía de mí sino de mis esposa, a la que había traído para reunirse con un caballero por motivos laborales, eso a la mujer le debió hacer mucha gracia porque en seguida me contestó con una especie de sorna y una gran sonrisa,-por motivos de trabajo, ¿eh? ¡Ya! Con mi marido, o sea que eso era lo que le tenía tan inquieto, bueno, si Ud. consiente no seré yo…. Desde luego la mujer no era idiota ni era la primera vez que se enfrentaba a algo similar, todo lo contrario que un servidor, para mí era una novedad tener enfrente a la esposa de uno de…… Pero bueno ¿va Ud. a tomar algo? me interrumpió el pensamiento y casi no supe articular palabra, balbuceé algo parecido a que me diese una cerveza fría, sin vaso, no quería morirme de alguna infección.
La cerveza estaba tan fría como limpio el local pero tragué con la penitencia sin rechistar, la mujer que no estaba acostumbrada a las visitas por lo que me dijo, me acompaño en el trago con un chupito de aguardiente tan frío como la cerveza, comenzó a hablarme de su vida, de su marido, que si era un asqueroso viejo que la había engañado con promesas de una vida de lujos en aquel idílico paraje, que si estaba cansada de que lo visitaran toda clase de mujeres mientras a ella la tenía a pan y agua y entre patatín y patatán llenaba los chupitos de aquel líquido que parecía aguarrás, porque sin darme cuenta yo ya bebía lo mismo que ella, sería para anestesiarme de tanto surrealismo. El caso es que el tiempo pasaba muy lentamente y el alcohol parecía que se me subía peligrosamente a la cabeza, no sé exactamente en qué momento la inesperada reunión que manteníamos cambió radicalmente de sentido, pero en un momento dado mi opinión hacia aquella mujer giró y me hizo sentir simpatía hacia su persona, empecé a fijarme bien en sus rasgos y no parecía ser tan vieja como me dio la primera impresión, estaba desarreglada, eso sí, pero con un poco de chapa y pintura podría pasar por guapa, me pareció que ese pensamiento era gracioso y no sé por qué resorte mental me imaginé a mi mismo como un mecánico reparando aquel chasis de hembra necesitada de una buena puesta a punto, ahí dejé de ser un hombre racional y la cabeza de abajo tomó el mando de las operaciones. La mujer debió notar algo en mi actitud pues sin ningún rubor se desabrochó varios botones de su camisa con la escusa del calor, se sirvió dos tragos largos del matarratas que nos bebimos al tirón y ya puestos apuramos lo poco que le quedaba a la botella. Por arte de magia aquella señora ya me parecía toda una belleza y mi erección era manifiesta, mis ojos tendrían que ser como dos soles ardiendo de deseo así que sin preámbulos la sujeté por la cintura atrayéndola hacia mí y la besé con un ardor que creo solo da el alcohol, ella correspondió con agrado y su mano se deslizó hacia mi bragueta con un ansia atroz, visto y no visto tenía mi miembro ocupado en su boca y eso fue lo último que recuerdo antes de despertar a su lado varias horas después.
Tenía una resaca inmensa, por no decir que estaba todavía borracho, ambos estábamos tumbados en el suelo encima de un colchón mugriento, yo estaba totalmente desnudo y solo me cubría una especie de sábana color mierda, borracho o no enseguida comprendí la situación y a falta de recuerdos la imaginación funcionaba a mil por hora, el caso es que sentía un dolor extraño en el culo que no sabría definir, jamás me había pasado nada igual y un fogonazo cruzó por mi mente, retiré la sabana que también cubría el cuerpo de ella y la sorpresa me dejó muerto, aquello tenía un mandado entre las piernas de cuidado, justo en ese momento se despertó y se me quedó mirando, al ver mi cara de sorpresa sonrió burlonamente, ¿Qué pasa, nunca te habían dado por el culo? Pues en hora buena, ya no eres virgen y por cierto, eres un mamón excelente. Eso fue mucho para mí, busqué mi ropa y rápidamente me vestí, salí a la calle justo en el momento en que mi mujer se acercaba a la entrada del bar, ¿Has terminado? Le pregunté, sí, pues vámonos, estoy harto de estar aquí, ¿Te ha pagado? ¡Claro! Subimos al coche y arranqué lo más de prisa que pude, durante un buen trecho no nos dirigimos la palabra, al cabo, mi mujer me preguntó, ¿y tú, lo has pasado bien? A qué viene esa pregunta le contesté, pues viene a que el travesti que te ha follado es mi primo y todo estaba preparado, frené en seco el coche y quise estrangularla allí mismo pero ella detuvo cualquier intención por mi parte de hacer una escena, ¡Alto! Tranquilízate guapo, ¿Qué te pensabas, que mientras que yo me prostituyo y tú te pegas la vida padre no iba a decir nada? Además, hablas en sueños y sé que en el fondo era lo que estabas deseando, ahora entrarán dos sueldos en la casa y prepárate, mañana visitamos a una pareja de viejos clientes y no sufras cariño, eso es lo que me decías a mí, ¿Recuerdas? Solo es un trabajo, piensa en el dinero.
Después de esa experiencia ganamos más dinero y nos llevamos mejor, de vez en cuando nos peleamos por las bragas pero sin que la sangre llegue al rio, y los garitos cutres ahora son mis lugares favoritos.


Mareaxe.

3 comentarios:

  1. Una pareja de lo mas convencional si señor..
    me gusta, interesante relato.Un saludo

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  2. Cierto una pareja de lo más interesante... Un saludo amigo. Marea@

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  3. woww, me has llevado a extremos insospechados, muy buen ritmo de un relato que fluye hacia un final sorpresivo y muy bien logrado.

    felicidades Mar... y gracias por la sorpresa de verte en mi blog.

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