miércoles, 11 de febrero de 2009

Relatos del Ángel caido (II)

Ave María Purísima. Sin pecado concebida. Dígame hermano ¿qué le trae por aquí? Verá padre…. No sé cómo explicárselo pero la verdad es que no he venido a confesarme de mis pecados, sino más bien a tener una conversación privada con Vd.
El padre Fruela frunció el ceño enseguida, intuía que el hombre que se parapetaba al otro lado del confesionario le traería problemas. –Vd. Dirá entonces- Mire padre, la cosa es la siguiente, unos amigos y yo queríamos tener una pequeña charla con su persona al respecto de la masacre del otro día en el bosque, ya sabe, esa que salió en todos los medios de comunicación, la de la secta satánica -¿y?- Preguntó el padre en clara actitud de recelo. El caso es que algunos sabemos lo que ha pasado realmente y nos preguntábamos si sería tan amable de sacarnos de dudas…-¿De qué dudas queréis que os saque hijo mío?- pero antes de seguir el extraño sujeto lo interrumpió en seco,- ¡Padre! que lo tenemos todo grabado, no me pregunte cómo lo hemos hecho pero la realidad es que está todo registrado y a buen recaudo.
Durante unos breves segundos el silencio se hizo entre los dos hombres, tiempo en el que el padre Fruela aprovechó para reclinarse en el interior del confesionario y analizar rápidamente la nueva situación, aunque no había mucha gente en la iglesia ese no era el lugar adecuado para averiguar si lo que decía aquel miserable individuo era cierto, así que mejor seguirle la corriente de momento-Y dime hijo mío ¿qué es exactamente lo que queréis de mi?- Poca cosa padre, solo que nos instruya en sus artes y que nos deje ser sus fieles…, entienda que le hemos visto tal y como es en verdad y no nos vendrá ahora a decir que Vd. No es el diablo ¿verdad?
Los colmillos de Fruenla rechinaron de rabia, con gusto aplastaría ahora mismo a ese gusano, sabía que de proponérselo no le sería difícil leer en la mente de semejante primate, podría saber todo lo que ocultaba, quienes eran sus amigos y sus intenciones, sus ojos llameaban de la ira pero por el momento era mejor esperar, así que haciendo un alarde teatral fingió sentirse alagado por el ofrecimiento, más tarde pondría cada pieza en su lugar, ahora solo quedaba continuar el juego.-Bueno, bueno, si eso es lo realmente queréis, no me vendría mal tener algo de compañía, esta noche, a las doce en punto esperarme en la puerta del cementerio, ahora vete, no es lugar para levantar sospechas, ya hablaremos esta noche…
El hombre se marchó dejando a Fruenla pensativo, ¿se estaría volviendo descuidado? Ni siquiera le preguntó el nombre, daba igual, esta noche lo sabría, lo sabría todo…..


Mareaxe.

2 comentarios:

  1. Buf, pone los pelos de punta. Ya quiero leer la continuación de este macabro relato. Atrapa al que lo lee y lo sumerge en esa tenebrosa iglesia. A ver qué pasa en el cementerio...

    Un saludo

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