domingo, 14 de diciembre de 2008

A LA DERIVA I

¡ Y tú qué alma fingida!,
Que te aproximaste volando en la noche cerrada de mi inocencia gloriosa,
¿ Qué traes contigo, ese beso cargado de veneno, que de mi boca espera ser el alimento de tu traición, o te vienes queriendo ser la bestia engalanada de mi muerte?
Porque has de ser tú, seguro, quien me aleje de esta mi soledad,
Para dejarme más allá de mi cuerpo, a la deriva….

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